En un contexto marcado por la agitación y la violencia, Haití se ha visto sumido en una nueva crisis tras el rechazo del Tribunal Supremo de Kenia a la propuesta de enviar mil policías kenianos como parte de una misión multinacional de las Naciones Unidas. Esta decisión ha generado una respuesta tardía por parte del gobierno haitiano, evidenciando la complejidad y los desafíos que enfrenta el país en su lucha contra la violencia y la inestabilidad.

El Primer Ministro de Haití, Ariel Henry, expresó su posición cuatro días después de conocerse la decisión del tribunal keniano, a través de un comunicado oficial. En este, se menciona el seguimiento atento a la evolución de la situación, subrayando la esperanza de un resultado rápido y positivo. Esto refleja la urgencia con la que el gobierno haitiano busca soluciones a la crisis de seguridad que azota al país.

El contexto de Haití es especialmente delicado desde el magnicidio del presidente Jovenel Moise en julio de 2021. Desde entonces, el control de varias zonas del país ha caído en manos de bandas criminales, lo que ha exacerbado la violencia, los secuestros y los desplazamientos de población. Ante esta situación, el despliegue de una fuerza multinacional, liderada por Kenia y respaldada por la ONU, se presentaba como una vía para restaurar el orden y la seguridad.

Sin embargo, el Tribunal Supremo de Kenia determinó que el Consejo de Seguridad Nacional keniano no tenía competencia para desplegar policías fuera del país, lo que ha supuesto un golpe significativo a los esfuerzos internacionales para estabilizar Haití. Este fallo judicial se percibe en Haití como una "bomba" que ha destruido una posible vía de retorno a la normalidad.

El Parlamento de Kenia había aprobado previamente el envío de mil policías a Haití, pero la decisión fue bloqueada en octubre tras una moción de la oposición que cuestionó el despliegue. Kenia, como líder de la misión multinacional aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, ha afirmado que su participación depende de la financiación y el equipamiento por parte de los estados miembros. Países como Burundi, Chad, Senegal, Jamaica y Belice han ofrecido tropas para esta misión.

El retraso en la reacción del gobierno haitiano a esta situación refleja las dificultades internas que enfrenta el país para manejar la crisis de seguridad. A pesar de la gratitud expresada hacia Kenia y otros países que han ofrecido ayuda, queda claro que Haití sigue buscando soluciones efectivas y sostenibles para superar su prolongada crisis.

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ONU-Mujeres, como parte de su mandato global, ha mostrado un fuerte compromiso con la defensa y el apoyo a las mujeres en Haití. Este compromiso se enmarca en un contexto de violencia y desafíos socioeconómicos, donde las mujeres haitianas enfrentan múltiples dificultades. La organización trabaja para empoderar a las mujeres y promover la igualdad de género, esenciales para el desarrollo sostenible y la paz en el país.

En Haití, ONU-Mujeres se concentra en diversas áreas de acción, incluyendo la protección contra la violencia de género, el apoyo al empoderamiento económico y la participación política de las mujeres. A través de sus programas y proyectos, busca mejorar la vida de las mujeres y niñas haitianas, proporcionándoles herramientas y recursos para superar los desafíos que enfrentan.

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El proyecto "Trazos Libre", cofinanciado por la Unión Europea y el Instituto Camões de Portugal, resalta la importancia de la cultura y la tradición en el desarrollo socioeconómico de las comunidades. Este consorcio, que incluye la ONG OIKOS Cooperãçao e Desenvolvimento, el Gobierno Municipal de Cienfuegos y la Universidad Carlos Rafael Rodríguez, busca integrar la cultura local como un pilar fundamental para el desarrollo y el bienestar de la comunidad.

Este enfoque reconoce el valor intrínseco de la cultura y las tradiciones en la construcción de sociedades más fuertes y cohesionadas. Al fomentar la participación comunitaria y la valoración del patrimonio cultural, el proyecto aspira a contribuir al desarrollo socioeconómico sostenible en Cuba, respetando y potenciando las identidades locales.