El sorprendente frenazo en el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 2023 ha dejado a todos en vilo: analistas, gremios, el Gobierno y expertos no vieron venir el magro 0,6%, una cifra que se quedó corta frente a las expectativas que oscilaban entre el 0,9% y 1,5%. Frente a este panorama, el consenso generalizado apunta a que es imperativo un 'estartazo' que ponga en marcha la maquinaria de la reactivación económica sin más dilación.

Según voces autorizadas, es crucial que el Gobierno tome un rol autocrítico, especialmente en lo referente a la gestión macroeconómica liderada por el ministro Bonilla, cuyos errores superan a los aciertos. La colaboración entre el sector privado y el público se presenta como una vía indispensable para enderezar el rumbo económico del país.

Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, advierte que los problemas de desaceleración económica persisten, afectando principalmente a sectores cruciales como la industria, el comercio y la construcción. Esta situación se debe, en parte, a la reforma tributaria de 2022 y a las elevadas tasas de interés, que limitan el consumo y, por ende, el crecimiento económico.

A pesar de los anuncios gubernamentales, la falta de medidas efectivas y un plan de reactivación económica concertado con los sectores productivos resalta como un obstáculo significativo para mejorar las perspectivas de crecimiento. Esta situación ha generado una percepción negativa entre los inversionistas, agravada por la postura de algunos congresistas que, según críticas, priorizan intereses personales sobre las necesidades colectivas.

José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda, describe el actual estado de la economía como un estancamiento profundo que compromete a sectores fundamentales para la generación de empleo. La situación demanda una urgente reactivación de los motores del crecimiento, incluyendo la reindustrialización y el fomento de la economía popular, junto con un esfuerzo conjunto entre el sector público y privado.

Desde el sector privado, se observa con preocupación la economía afectada del 2023, subrayando la importancia de un uso eficiente del presupuesto para impulsar la inversión y, con ello, la recuperación económica. La expectativa es que el Banco de la República acelere la reducción de la tasa de interés para aliviar la situación y promover el crecimiento.

El resultado del PIB de 2023 plantea importantes desafíos fiscales, con una proyección de crecimiento revisada a la baja para 2024. Esto pone en evidencia la necesidad de ajustes en la política económica para asegurar la sostenibilidad fiscal y una recuperación económica efectiva.

El análisis de BBVA Research sugiere que 2024 podría experimentar una recuperación económica a dos velocidades, con una primera mitad del año marcada por la continuidad de la desaceleración y una segunda mitad que promete una mejora gracias a condiciones financieras más favorables y un impulso en la confianza.

A pesar de los retos actuales, existe un optimismo cauteloso sobre el potencial de recuperación económica para Colombia. La clave está en la implementación de políticas que estimulen la inversión, el consumo y la generación de empleo, elementos cruciales para superar el estancamiento y encaminar al país hacia un crecimiento sostenido.

La economía colombiana se encuentra en un momento crítico que exige acciones decisivas y coordinadas. La colaboración entre el sector público y privado, junto con políticas que incentiven la inversión y el consumo, son fundamentales para superar los desafíos actuales y asegurar un futuro próspero para todos los colombianos. La reactivación económica no solo es necesaria, sino urgente, y requiere del compromiso de todos los actores involucrados para prender los motores del crecimiento y avanzar hacia la recuperación.