La historia de Punto Rojo es una de esas narrativas empresariales que resuena con la esencia del emprendedurismo. Fundada por dos hermanos en 2016, esta empresa comenzó como un pequeño proyecto con recursos limitados. A pesar de la juventud de sus fundadores, de 22 y 24 años, y la escasez de fondos, el negocio despegó gracias a su dedicación, la confianza de amigos y una comunidad que los respaldó desde el primer día. Aixa, una de las líderes de esta iniciativa, recuerda cómo se enfrentaron a los desafíos iniciales, vendiendo todo lo que tenían para invertir en su sueño, y cómo, con mucho esfuerzo y compromiso, lograron superarlos.

El primer Punto Rojo, más que una tienda, se convirtió en un símbolo de perseverancia y crecimiento. La empresa no solo sobrevivió sino que prosperó, ampliándose hasta abrir una segunda sucursal en Icho Cruz en 2021. Hoy, Punto Rojo no es solo un supermercado, es un referente para los vecinos, una historia de éxito que se sustenta en el valor de la familia, el trabajo duro y la solidaridad de una comunidad que ve en cada tienda un pedazo de su identidad.

La estrategia de Punto Rojo se centra en la proximidad y el trato familiar. Ubicados en el corazón de comunidades que han sido testigo de su crecimiento, estos supermercados se han convertido en puntos de encuentro donde no solo se realizan compras, sino que también se fortalecen lazos sociales. La conexión con cada cliente, que muchas veces es un vecino, y la capacidad de crear un ambiente cálido y acogedor son aspectos que Aixa enfatiza como fundamentales para entender el éxito del negocio. La visión de futuro de Punto Rojo se basa en la comodidad y el sentido de pertenencia de su equipo, en proporcionar experiencias positivas a sus clientes y en la ambición de seguir creciendo sin perder su esencia familiar y su cercanía con la comunidad.

En otro ámbito, pero no menos importante, se destaca una noticia relevante desde el punto de vista ambiental y legal en Mendoza Capital. Un ciudadano enfrenta una sanción económica significativa, 3,5 millones de pesos, por la tala no autorizada de un árbol. Este incidente subraya la importancia de respetar las normativas ambientales y la conservación de la vegetación urbana, aspectos cruciales para el equilibrio ecológico y la calidad de vida en las ciudades. Este caso se convierte en un recordatorio y una llamada de atención sobre la responsabilidad que cada individuo y entidad tiene en la preservación del medio ambiente.

estas historias reflejan diferentes facetas de la vida social y empresarial. Por un lado, Punto Rojo nos muestra el impacto positivo que puede tener un negocio cuando se fundamenta en valores como la familia, el trabajo duro y la conexión con la comunidad. Por otro lado, la situación en Mendoza nos recuerda la importancia de la conciencia ambiental y el respeto por las normativas que buscan proteger nuestro entorno. Ambas narrativas, aunque distintas, subrayan la relevancia de construir una sociedad más consciente, unida y sostenible.