En Haití, un país marcado por desafíos históricos, la actualidad se ve dominada por una huelga general de tres días, iniciada este lunes. Convocada por diversas organizaciones, esta huelga busca denunciar la inseguridad y la violencia que azotan al país, así como exigir la renuncia del primer ministro Ariel Henry. Desde las primeras horas, su impacto ha sido notable, ralentizando actividades en la región metropolitana y ciudades provinciales como Gonaïves y Les Cayes. Es notable que las actividades escolares estén completamente paralizadas.

En Puerto Príncipe, la capital, se han reportado incidentes significativos. Un ejemplo claro es la quema de neumáticos en la avenida Martin Luther King, especialmente frente al concesionario Safari Motors, lo que ha generado un caos en el tráfico. Asimismo, en rutas importantes como la nacional 3 en Peligre y la nacional 7 en Roseau, se han presentado bloqueos que complican aún más la movilidad.

La Brigada Sindical Anticorrupción (BSAC) fue una de las principales organizadoras de esta huelga, anunciada el pasado jueves. Según Sonson Dumé, coordinador general de la BSAC, las autoridades han mostrado una falta de interés en mejorar la situación. Organizaciones como la Plataforma de Sindicatos de Profesores de Haití y diversos gremios de transportistas se han sumado a la convocatoria, demostrando un apoyo amplio y diverso. 

Esta protesta no es solo una respuesta a la inseguridad, sino también un llamado a la acción contra el control de bandas delincuenciales en el país. Se busca denunciar lo que se percibe como un fracaso del gobierno en abordar estas amenazas, así como el deterioro de los derechos humanos en Haití.

En este contexto, el Secretario General de la ONU, António Guterres, hizo un llamado a respaldar la fuerza de apoyo multinacional, aprobada en octubre del año pasado por el Consejo de Seguridad para Haití. Sin embargo, el Tribunal Superior de Nairobi, Kenia, país que lideraría la misión, declaró el envío de tropas como “inconstitucional, ilegal e inválido” el pasado viernes.

La situación en Haití es crítica, con un aumento en los asesinatos el año pasado, reportándose cerca de 5,000 casos según datos de las Naciones Unidas. Este incremento se ha exacerbado especialmente después del magnicidio del presidente Jovenel Moïse en 2021. El movimiento socio-político "Réveil national pour la souveraineté d'Haïti" ha mostrado su pleno apoyo a la huelga, instando a sectores como escuelas y bancos comerciales a unirse a esta acción colectiva.

Haití enfrenta un momento crucial, con una población que demanda seguridad y estabilidad. La respuesta del gobierno y la comunidad internacional ante estos eventos será determinante para el futuro inmediato del país. Estas protestas no solo reflejan un descontento actual, sino también una larga historia de desafíos y luchas. La solidaridad de diversas organizaciones y sectores muestra la gravedad de la situación y el deseo de un cambio significativo.