En la clausura del XIV Congreso Internacional de Educación Superior, Universidad 2024, celebrado en La Habana, el viceprimer ministro de Cuba, Jorge Luis Perdomo, puso de relieve la crucial importancia de la educación superior en el progreso nacional. Este evento, que congrega a pedagogos, estudiantes y profesionales del sector, sirvió como plataforma para discutir y reconocer el papel transformador de la enseñanza en la isla.

Cuba, una nación con una rica historia educativa, ha visto cómo figuras como José Martí, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, y Enrique José Varona han sentado las bases de su sistema educativo. Sin embargo, fue Fidel Castro quien, tras el triunfo de la Revolución en 1959, instauró la educación como pilar fundamental para alcanzar la soberanía y combatir la injusticia social y el subdesarrollo. La implementación de una campaña de alfabetización masiva y la reforma universitaria fueron solo algunos de los primeros pasos hacia una educación inclusiva y de calidad.

Perdomo resaltó el enfoque pedagógico de Fidel Castro, marcado por su ética, el poder del ejemplo y la educación en valores, como herencia del pensamiento de José Martí. Este enfoque tridimensional no solo busca transmitir conocimientos, sino también formar ciudadanos íntegros y comprometidos con su país.

La educación superior en Cuba enfrenta hoy nuevos desafíos, entre los que destaca la preparación de los jóvenes para que contribuyan efectivamente al desarrollo nacional. La Política Integral de Niñez, Adolescencia y Juventudes, aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, busca responder a estas necesidades. Esta política no solo enfatiza la importancia de garantizar los derechos de los jóvenes, sino también su papel esencial como actores del cambio.

Entre los retos específicos mencionados por Perdomo, se encuentran la expansión de las ofertas educativas, el aumento del acceso a la educación y el empleo para los jóvenes desvinculados, y el fomento del potencial científico y técnico de la juventud cubana. Estos esfuerzos buscan asegurar que las universidades cubanas no solo impartan conocimientos, sino que también formen individuos integralmente preparados, humanos y profundamente comprometidos con su patria.

El compromiso de Cuba con la educación superior es un testimonio de su creencia en el poder transformador de la enseñanza. Al invertir en la formación de sus jóvenes, Cuba no solo está preparando a la próxima generación de líderes, sino que también está sembrando las semillas para un futuro más próspero y justo. La educación, como bien dijo Fidel Castro, es la clave para el desarrollo sostenible y la soberanía nacional, y el XIV Congreso Internacional de Educación Superior ha sido un claro recordatorio de este principio.