En una revelación que ha causado revuelo en Argentina, se ha difundido que Jorge Olivera, un militar condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura argentina (1976-1983), celebró recientemente su aniversario de bodas número 50 con una fiesta que contó con más de 60 invitados y música en vivo. La fiscalía ha iniciado una investigación para determinar las circunstancias de este festejo, especialmente si se llevó a cabo fuera del domicilio donde Olivera cumple su condena, lo cual podría implicar una violación de las condiciones de su prisión domiciliaria.

La fiesta se celebró en honor a los 50 años de matrimonio entre Jorge Olivera y Marta Ravasi, y las imágenes de la celebración han circulado ampliamente en redes sociales, mostrando al condenado disfrutando junto a familiares y amigos. Este evento ha generado una considerable conmoción social, ya que Olivera, conocido como "el carnicero de San Juan", fue condenado en 2013 por más de 200 casos de privación ilegítima de la libertad, imposición de tormentos y homicidio, entre otros crímenes de lesa humanidad.

La fiscalía, al tomar conocimiento de este evento, busca esclarecer si hubo alguna irregularidad en su realización. La preocupación reside en que una celebración de esta magnitud podría "desnaturalizar el alcance y sentido de la pena" impuesta a Olivera, según han señalado los fiscales Dante Vega y Francisco Maldonado. La investigación se centra en verificar el lugar de la celebración y, de confirmarse alguna irregularidad, podría solicitarse la revocación de la prisión domiciliaria de Olivera.

La noticia ha provocado indignación entre las organizaciones de derechos humanos y aquellos que reclaman Memoria, Verdad y Justicia por los crímenes de la dictadura. La asociación H.I.J.O.S, que agrupa a familiares de desaparecidos, ha expresado su repudio a través de las redes sociales, criticando la aparente impunidad de la que gozan ciertos represores. Además, han cuestionado la cercanía del actual gobierno con figuras asociadas a la dictadura y su postura negacionista respecto del terrorismo de Estado practicado en aquellos años.

Este evento no solo ha resaltado las tensiones existentes en la sociedad argentina respecto al tratamiento de los crímenes de la dictadura, sino que también ha puesto en relieve el debate sobre la justicia y la memoria histórica en el país. La celebración de Olivera plantea interrogantes sobre los límites de la prisión domiciliaria y el respeto a las sentencias impuestas por delitos de lesa humanidad, en un contexto donde la búsqueda de verdad y justicia continúa siendo una herida abierta en la sociedad argentina.