En un despliegue de tenacidad y habilidad, el baloncesto femenino español ha marcado un hito memorable al asegurar su participación en los Juegos Olímpicos por sexta vez. Este logro fue sellado con una victoria apasionante sobre Hungría, culminando el torneo Preolímpico de Sopron con un resultado final de 73-72. Este partido no solo demostró el espíritu competitivo de España sino también su capacidad de superación, al remontar un déficit de 22 puntos.

La selección dirigida por Miguel Méndez enfrentó un reto considerable al hallarse considerablemente abajo en el marcador durante el minuto 22 del encuentro, con un preocupante 27-49. Sin embargo, la determinación y el coraje del equipo español brillaron especialmente en el último cuarto, revirtiendo la situación con un parcial 13-0, destacando la actuación de María Conde con dos triples y penetraciones decisivas que cambiaron el rumbo del juego.

Este emocionante partido no solo fue una demostración de habilidad deportiva sino también un reflejo de la estrategia y la fortaleza mental del equipo español. A pesar de comenzar el último cuarto con una desventaja de 14 puntos (50-64), España logró no solo alcanzar a su rival sino también superarlo, asegurando la victoria en los últimos segundos del encuentro, con un marcador que se mantuvo inalterado en los últimos 52 segundos.

El encuentro tuvo momentos destacados desde su inicio, con Queralt Casas abriendo el marcador y contribuciones significativas de otros miembros del equipo, como la eficacia de Studer en ataque y los desafíos impuestos por los centímetros de Hatar. Sin embargo, fue la cohesión y el espíritu de lucha del equipo español lo que finalmente decantó la balanza a su favor, evidenciando una remontada que será recordada como un ejemplo de perseverancia y habilidad.

La victoria sobre Hungría no solo aseguró a España su lugar en los próximos Juegos Olímpicos de París sino que también cerró el grupo del Preolímpico con una nota alta, demostrando que incluso frente a adversidades significativas, la determinación y el trabajo en equipo pueden llevar a resultados extraordinarios. Este partido sirve como testimonio de la capacidad de España para enfrentar y superar los desafíos, marcando un precedente inspirador para futuras competiciones.

La conclusión del torneo en Sopron no solo celebra la clasificación de España sino también la promesa de una actuación destacada en París, con el equipo ya enfocado en los desafíos y oportunidades que los esperan en los Juegos Olímpicos. Este logro no solo es un triunfo para el equipo sino también para el baloncesto femenino español en su conjunto, reafirmando su posición como una fuerza a tener en cuenta en el ámbito internacional.

La remontada de España en este crucial partido es un claro ejemplo de lo que el espíritu de equipo, la estrategia y la perseverancia pueden lograr. A medida que la selección se prepara para su próxima aventura olímpica, su victoria en Sopron permanecerá como un recordatorio de su capacidad para superar los obstáculos y triunfar ante la adversidad. Con los ojos puestos en París, España se prepara ahora para llevar su pasión y habilidad al escenario mundial, con la esperanza de continuar su historia de éxito en los Juegos Olímpicos.