En un emotivo acto que marcó el tercer día de duelo nacional en Chile, se llevó a cabo el funeral de Estado del expresidente Sebastián Piñera, una ceremonia que congregó homenajes institucionales, familiares, y populares, culminando con una misa y actos conmemorativos que reflejaron el amplio espectro de su legado político y personal.

El féretro de Piñera fue recibido en la catedral de Santiago con los más altos honores, precedido por una serie de tributos en el antiguo Congreso Nacional, donde destacadas figuras del ámbito político, incluido el presidente Gabriel Boric, y representantes de los tres poderes del Estado, rindieron homenaje a su memoria. En un gesto de unidad y respeto, Boric elogió la dedicación de Piñera a Chile, su papel decisivo en la transición y consolidación democrática del país, y su esfuerzo por forjar una derecha moderna y dialogante.

La jornada estuvo marcada por discursos que, si bien reconocieron las diferencias políticas, subrayaron la figura de Piñera como un demócrata ejemplar. Michele Bachelet, quien también ocupó la presidencia de Chile en dos ocasiones, y Eduardo Frei, otro expresidente, destacaron su contribución indispensable a la construcción del Chile contemporáneo.

Uno de los momentos más conmovedores tuvo lugar en la catedral de Santiago, donde Luis Urzúa, simbolizando el rescate de los 33 mineros en Atacama, uno de los hitos del gobierno de Piñera, rememoró ese logro con una bandera chilena en el altar, evocando la imagen de unidad y esperanza que Piñera supo transmitir en momentos de crisis.

La ceremonia en la catedral también fue escenario de tributos personales, como el emotivo discurso de uno de sus nietos, León, que con tan solo 18 años, destacó el inicio de un legado que trasciende el tiempo.

Tras la misa, el cortejo fúnebre se dirigió hacia La Moneda, donde una multitud se congregó para rendir un último homenaje al exmandatario. El acto simbolizó el respeto y la gratitud de la nación hacia uno de sus líderes más influyentes. Finalmente, el sepelio se llevó a cabo en el Parque del Recuerdo, un momento íntimo compartido con familiares, amigos, y colaboradores cercanos al expresidente, donde la bandera de honor fue entregada a la familia Piñera, sellando el acto de despedida.

Este funeral de Estado no solo sirvió para honrar la memoria de Sebastián Piñera, sino que también reflejó el espíritu de unidad y respeto mutuo que, pese a las diferencias políticas, puede prevalecer en momentos de duelo nacional. La ceremonia destacó la importancia de reconocer los aportes de cada individuo al tejido social y político del país, independientemente de las posturas ideológicas, resaltando el valor del servicio a la patria más allá de las divisiones partidistas.