En una arena global donde la vigilancia sobre el respeto a los derechos humanos es más intensa que nunca, México se enfrentó a un escrutinio riguroso en el Examen Periódico Universal 2024. Este evento, que tuvo lugar en Ginebra, Suiza, no solo marcó la cuarta ocasión en que México se sometió a este examen crítico por parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sino que también estableció un nuevo récord en la interacción, superando las 300 preguntas y recomendaciones, una cifra que eclipsó la sesión anterior en 2018.

Los temas abordados fueron variados y de profunda importancia. Desde la preocupante cuestión de la militarización y el rol de la Guardia Nacional, pasando por la seguridad de periodistas y defensores de derechos humanos, hasta los retos que enfrenta el país en materia de violencia de género y migración. Este abanico de cuestiones refleja no solo la complejidad del panorama actual en México sino también la relevancia de estos temas en la agenda internacional de derechos humanos.

Una de las aristas más punzantes del diálogo fue la militarización. Representantes de naciones como Gran Bretaña y Nueva Zelanda pusieron en el foco la presencia y el papel de la Guardia Nacional en la vida pública del país. Estos cuestionamientos apuntaban al núcleo de un debate acalorado: los planes de México para "desmilitarizar" su esfera pública y, en particular, el futuro de la Guardia Nacional. La defensa de su naturaleza "civil" por parte de la delegación mexicana no pasó inadvertida, generando una ola de críticas de colectivos de derechos humanos que cuestionaron esta postura.

Frente a este aluvión de críticas, los representantes mexicanos no se quedaron callados. En un intento por equilibrar la narrativa, señalaron avances significativos en áreas clave como la seguridad y las políticas sociales. Pusieron énfasis en la reducción de la pobreza y en las medidas adoptadas para promover la inclusión laboral de las mujeres. Estos logros, según la delegación, son indicativos de un compromiso firme y en curso con la mejora del tejido social y los derechos humanos en México.

El reloj ahora está en marcha. México tiene hasta junio para procesar, analizar y tomar decisiones sobre las recomendaciones planteadas en este foro. La expectativa es que este periodo de reflexión culmine en una nueva comparecencia en Suiza, donde México tendrá la oportunidad de demostrar cómo estas recomendaciones se han traducido, o se traducirán, en políticas públicas efectivas. El desafío es claro: materializar acciones que no solo atiendan las críticas y recomendaciones internacionales sino que también involucren a la sociedad civil y a las víctimas en un proceso inclusivo y transparente de toma de decisiones.

Este Examen Periódico Universal no es solo un recordatorio de los retos que enfrenta México en materia de derechos humanos; es también un testimonio de un mundo cada vez más interconectado y vigilante, donde las acciones de un país son observadas y evaluadas en un escenario global. La respuesta de México a este examen será, sin duda, un indicador crucial de su dirección y compromiso con los principios fundamentales de justicia, equidad y respeto por la dignidad humana.