La economía peruana enfrentó desafíos significativos en 2023, con un PBI que cerró el año con una caída del 0.55%, marcando el peor desempeño desde 1990, excluyendo el periodo de la pandemia, según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y el Instituto Peruano de Economía (IPE). Este retroceso se atribuye principalmente a la contracción en seis sectores clave, entre los que se encuentran la pesca, la construcción, el financiero y seguros, la manufactura, las telecomunicaciones y otros servicios, así como el agropecuario.

A pesar de este escenario desalentador, el sector minero y de hidrocarburos se destacó por su notable desempeño, registrando un crecimiento acumulado del 8.21% en 2023. Este avance se vio impulsado en gran medida por la minería metálica, especialmente la producción de zinc, cobre y oro. Según Víctor Fuentes, gerente de Políticas Públicas del IPE, la minería fue un factor determinante que evitó una caída más pronunciada del PBI, sugiriendo que sin este impulso, el descenso económico habría sido más del doble.

El empleo urbano también reflejó la turbulencia económica del país. A pesar de que el empleo en áreas urbanas creció un 3.3% en comparación con 2019, la calidad del empleo disminuyó significativamente. El empleo adecuado se contrajo en un 5.2%, resultando en 444 mil personas menos en esta categoría en comparación con el periodo pre-pandemia. Además, el empleo no adecuado experimentó un incremento del 18.2%, lo que significa que al cierre de 2023, 889 mil personas adicionales se encontraban en esta situación.

A pesar de los retos enfrentados, existen señales de optimismo para la economía peruana en 2024. El IPE proyecta un crecimiento ligeramente por encima del 1.9%, con planes de revisar al alza esta proyección a inicios de marzo, gracias a un fenómeno de El Niño con una intensidad más débil de lo esperado. Este panorama sugiere una posible recuperación económica, aunque dependiente de varios factores externos e internos que aún están por definirse.

El año 2023 fue, sin duda, un periodo de prueba para la economía peruana, marcado por una serie de desafíos en diversos sectores. Sin embargo, el sector minero demostró ser un pilar fundamental para mitigar el impacto negativo en el PBI. A medida que el país se enfrenta a un nuevo año, la esperanza de una recuperación económica se mantiene viva, apoyada en la resiliencia de sectores claves y en la expectativa de condiciones climáticas favorables. El camino hacia la recuperación será complejo y requerirá de esfuerzos coordinados entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil para superar los obstáculos presentes y futuros.