El Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2023, presentado por Transparencia Mexicana y Transparencia Internacional, es una herramienta clave para evaluar y comparar la corrupción en el sector público a nivel mundial. En este índice, un puntaje de 0 indica los niveles más altos de percepción de corrupción, mientras que 100 representa los más bajos.

México, en la edición 2023 del IPC, se posiciona en el lugar 126 de un total de 180 países evaluados, manteniendo su puntaje de 31 sobre 100 por cuarto año consecutivo. Este resultado lo sitúa por encima de naciones latinoamericanas como Bolivia, Paraguay, Guatemala, Honduras, Haití, Nicaragua y Venezuela, pero aún así representa un desafío significativo para el país.

En el contexto latinoamericano, México supera a países como Bolivia (29/100) y Venezuela (11/100), pero se encuentra lejos de las naciones con mejor calificación como Dinamarca (90/100), Finlandia (87/100) y Nueva Zelanda (85/100). Dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el último lugar, y en el G20, solo supera a Rusia (26 puntos).

Transparencia Mexicana destaca que, a pesar de abrirse cientos de investigaciones por presuntos actos de corrupción, rara vez estas llevan a sanciones efectivas. La recuperación de activos desviados y la reparación a las víctimas tampoco se ha manejado de manera adecuada. Esto refleja una brecha importante entre la identificación de actos corruptos y la aplicación efectiva de justicia.

La organización enfatiza que grandes tramas de corrupción, como la Estafa Maestra (con un desvío estimado en 7,000 millones de pesos), Agronitrogenados-PEMEX (200 millones de pesos desviados) y el caso SEGALMEX-DICONSA-LICONSA (aproximadamente 9,500 millones de pesos desviados), no han llegado a sentencias definitivas. Incluso casos de corrupción internacional reconocidos, como Odebrecht, permanecen sin resoluciones firmes.

La corrupción en México no solo afecta la imagen del país a nivel internacional, sino que también representa un obstáculo considerable para el desarrollo social y la reducción de las desigualdades. La sociedad mexicana reconoce la corrupción como uno de los principales impedimentos para el progreso, ya que perpetúa abusos de poder y desvíos de recursos que deberían destinarse a la mejora del bienestar general.

Con las campañas presidenciales a punto de comenzar, la corrupción se perfila como un reto significativo para la próxima administración. El avance del crimen organizado en numerosas jurisdicciones del país añade una capa de complejidad al problema. La necesidad de reformas efectivas y una aplicación más rigurosa de la ley es evidente para combatir esta problemática.

El estancamiento de México en el Índice de Percepción de la Corrupción 2023 refleja una situación que requiere atención urgente y acciones concretas. La falta de progreso en la lucha contra la corrupción no solo afecta la percepción internacional del país, sino que también tiene repercusiones directas en la vida cotidiana de sus ciudadanos y en el desarrollo económico y social. La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para cambiar esta dinámica y promover un futuro más justo y equitativo para México.