En un giro potencial en su estrategia de seguridad, Colombia está evaluando la posibilidad de reactivar los bombardeos contra aquellos grupos armados ilegales que no forman parte del cese al fuego bilateral. Este cambio, propuesto por el ministro de Defensa, Iván Velásquez, subraya una condición crucial: las operaciones se llevarán a cabo solo si se garantiza que no habrá niños o adolescentes, reclutados forzosamente por estos grupos, en las zonas objetivo.

El uso de aviones Kfir y Super Tucano había sido una táctica clave para las Fuerzas Militares colombianas, permitiéndoles asestar golpes significativos a diversos grupos armados, incluyendo las disidencias de las FARC que rechazaron el acuerdo de paz de 2016, el ELN, y el Clan del Golfo, culminando en la eliminación de varios líderes importantes. Sin embargo, con la llegada al poder del presidente Gustavo Petro en agosto de 2022, se dio una pausa a estos bombardeos como parte de un esfuerzo por reducir los daños colaterales y avanzar hacia una paz más integral.

La decisión de retomar los bombardeos no es absoluta ni arbitraria. Según Velásquez, esta se fundamenta en un análisis detallado de inteligencia que asegure la ausencia de menores en las áreas de operación, reflejando un compromiso con la protección de los derechos humanos incluso dentro del contexto de conflicto armado.

Mientras tanto, el gobierno colombiano continúa las negociaciones con varios grupos, buscando caminos hacia la paz. Con algunos, como el ELN y el EMC (Estado Mayor Central de las disidencias de las FARC), se han acordado ceses al fuego bilaterales, que los excluirían de ser objetivos de estos bombardeos. Sin embargo, el desafío persiste con el Clan del Golfo, a quien se le ha ofrecido un proceso de sometimiento a cambio de rebajas de penas, aunque sin avances significativos hasta el momento.

¿Por qué Jesús, entre los numerosos mesías proclamados en su época, logró un impacto duradero en la historia y la religión? Este interrogante nos lleva a un análisis profundo de las circunstancias únicas y las características que diferenciaron a Jesús de otros líderes mesiánicos de su tiempo.

La respuesta a este fenómeno multifacético se encuentra tanto en la naturaleza de su mensaje como en las estrategias de comunicación que empleó. Jesús supo conectar con una amplia audiencia a través de parábolas y enseñanzas que abordaban las preocupaciones y esperanzas del pueblo común. Su enfoque en el amor, la misericordia y la justicia resonó profundamente en un contexto social y político cargado de desigualdades y opresión.

Además, la manera en que Jesús desafió las normas religiosas y sociales establecidas, junto con su habilidad para realizar actos considerados milagrosos, lo distinguieron de otros líderes mesiánicos que se limitaban a las expectativas tradicionales del mesianismo. Su crucifixión y la posterior creencia en su resurrección añadieron una dimensión trascendental a su figura, consolidando su legado y la expansión del cristianismo como una de las principales religiones del mundo.

Este análisis no solo nos permite comprender mejor la singularidad de Jesús como figura histórica y religiosa, sino que también ofrece insights sobre cómo las narrativas y acciones individuales pueden influir en el curso de la historia, transformando las creencias y estructuras sociales a su paso.