En el árido y majestuoso norte de Chile, el Observatorio Vera C. Rubin se prepara para una revolución astronómica: la integración de la cámara digital más grande del mundo a uno de sus telescopios. Este aparato, un coloso del tamaño de un vehículo para cuatro personas y con un peso de 2,8 toneladas, promete cambiar la forma en que observamos el cosmos.

Previsto para empezar su función en el primer semestre de 2025, el proyecto, financiado por Estados Unidos con un costo aproximado de 800 millones de dólares, no es solo una maravilla tecnológica sino también un hito en la astronomía. Con la capacidad de realizar un barrido del cielo cada tres días, este dispositivo permitirá a los científicos estudiar y analizar miles de millones de estrellas simultáneamente. Bruno Dias, presidente de la Sociedad Chilena de Astronomía (Sochias), describe esto como un "cambio de paradigma" en el campo.

Esta cámara, actualmente en fabricación en California, será una proeza de la ingeniería. Capaz de capturar imágenes de 3.200 megapíxeles, su tamaño es tal que se necesitarían más de 300 televisores de alta definición para visualizar una sola de sus fotografías. Esta capacidad supera por un amplio margen a la actual cámara más poderosa, la Hyper Suprime-Cam japonesa de 870 megapíxeles, y es seis veces más potente que la cámara más avanzada de NoirLab.

Este proyecto consolida a Chile como una potencia en la observación astronómica. Con los cielos más limpios del planeta, el país ya alberga un tercio de los telescopios más potentes del mundo. En 10 años, se espera que el proyecto LSST (Large Synoptic Survey Telescope) aporte datos de 20 millones de galaxias, 17 mil millones de estrellas y seis millones de objetos espaciales. Esto permitirá avances significativos en el estudio de la materia y energía oscura, que constituyen el 90% del universo.

El observatorio Vera C. Rubin, nombrado en honor a la astrónoma estadounidense pionera en el estudio de la materia oscura, se suma a una rica historia de observatorios en Chile. Desde el Cerro Tololo, donde se instaló el primer observatorio internacional del país en la década de 1960, hasta los más recientes como el ALMA y el futuro Telescopio Extremadamente Grande, Chile ha sido testigo y protagonista de descubrimientos cruciales.

La instalación de la cámara más grande del mundo en el Observatorio Vera C. Rubin no solo es un logro tecnológico, sino también un paso adelante en nuestra búsqueda por comprender el universo. A través de esta ventana hacia las estrellas, Chile no solo reafirma su posición como líder en la observación astronómica, sino que también invita al mundo a compartir en sus descubrimientos y maravillas del cosmos.