La reciente investigación de la Universidad Católica Argentina revela un alarmante aumento de la pobreza y la indigencia en Argentina, destacando el efecto directo de las políticas económicas actuales sobre la población. El estudio de la UCA muestra cómo, en un corto período, la pobreza y la indigencia han alcanzado niveles históricamente altos, exacerbados por la devaluación y la inflación.

La Universidad Católica Argentina (UCA), a través de su Observatorio Social, ha publicado un informe que pone de relieve un alarmante incremento en los índices de pobreza y indigencia en Argentina. Este estudio, que abarca el periodo de poco más de dos meses desde la asunción del presidente Javier Milei, muestra cómo la pobreza ha escalado del 44,7% al 57,4% de la población. En términos absolutos, esto significa que casi 27 millones de personas se encuentran bajo el umbral de pobreza, con aproximadamente 7 millones en situación de indigencia.

Este aumento se da en un contexto de devaluación y un repunte inflacionario significativo, atribuidos a las políticas implementadas por el gobierno actual. A comparación, el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), correspondiente al primer semestre de 2023, había reportado una tasa de pobreza del 40,1%. La UCA destaca que este es el nivel más elevado desde que comenzó la serie de relevamientos en 2004, superando incluso el pico anterior de 54%.

El panorama de la indigencia no es menos preocupante, con un incremento del 9,6% en el tercer trimestre de 2023 al 15% en enero de 2024. Este crecimiento se ve influenciado por la falta de actualización del salario mínimo y las prestaciones por desempleo, en conjunto con ajustes salariales mínimos y una disminución general de la actividad económica. A pesar de que el gobierno se ha enorgullecido de alcanzar un déficit cero, estas cifras revelan una realidad socioeconómica mucho más compleja y desafiante para gran parte de la población.

El Observatorio Social de la UCA se erige como una entidad crucial en la investigación social y económica en Argentina, proporcionando datos esenciales en momentos donde la objetividad del Indec es cuestionada. La expectativa de los analistas no es alentadora, anticipando un deterioro aún mayor de estos índices para cuando se publique el próximo estudio el 27 de marzo, dada la estagnación de las jubilaciones y pensiones, el aumento en las tarifas de transporte, y un mercado laboral cada vez más inaccesible.

Otro hallazgo preocupante del informe es el alto nivel de pobreza entre los hogares beneficiarios de planes de ayuda social, que ha aumentado significativamente en los últimos meses. Esta situación refleja la profundización de una pobreza estructural en Argentina, un problema de larga data que, según Agustín Salvia, director del Observatorio Social de la UCA, se ha agravado debido a un proceso constante de inflación y el inicio de una recesión económica, sin ajustes salariales que mitiguen el impacto en los sectores más vulnerables.

Salvia también expresó su preocupación sobre la dificultad de revertir este aumento de la pobreza en el corto plazo, aunque mantuvo una esperanza cautelosa de mejora a largo plazo, condicionada a la estabilización de la inflación a un dígito mensual.

Este informe no solo destaca la urgencia de abordar la creciente pobreza y indigencia en Argentina, sino que también llama la atención sobre la necesidad de políticas económicas y sociales inclusivas y efectivas que puedan revertir estas tendencias y asegurar el bienestar de toda la población. La situación actual es un recordatorio de los desafíos significativos que enfrenta el país en su camino hacia la recuperación económica y la equidad social.